Casi 160 días de viaje. 4 continentes. Una treintena de países. 20 aeropuertos. Más de 17 mil kilómetros por rutas europeas y unos cuantos kilitos de menos. Pero todo tiene un fin, y el fin de nuestro viaje fue el día en que llegamos a casa. Al Uruguay. 01 de noviembre: Arrivals. Tras el peor vuelo en la historia de la aeronáutica, un NYC-Ezeiza para el olvido, y luego de unas cuantas visitas a los sanitarios del avión con la bolsita de papel, llegamos cómodamente a Carrasco. Un recibimiento de primera. Y un reencuentro esperado desde el mismo momento de partir. El de ver a Manu caminando solita y charlando como loca. Tal vez, el mejor día de todos los días de viaje fue naturalmente el de la vuelta.
Así nos fuimos ...
Y así nos recibieron ...
A un mes de haber regresado, a todos ustedes, los que nos ayudaron antes, nos escribieron durante, nos llamaron, nos leyeron, nos mandaron cigarros y whiskey, aquellos que nos recibieron en el aeropuerto y sobre todo a los que nos extrañaron vaya un saludo inmenso y un agradecimiento infinito por todo. Esperamos que este blog les haya gustado tanto como a nosotros culminarlo, y deseamos que nos hagan llegar sus impresiones sobre el mismo. Nuevamente gracias, abrazos, besos y saludos para todos. Buen final de año y felices fiestas les deseamos ...
jueves, diciembre 03, 2009
El regreso a Babilonia.-
Un regreso que se hizo esperar. Tras varios días de esperar en España la confirmación de nuestros pasajes de regreso a casa nos dirijimos como último destino nuevamente a la gran manzana. Y es que el regreso a New York antes de llegar a Uruguay era una cita obligada. La idea de recorrer la capital del mundo en pleno otoño, el frío, los nuevos colores, la fiesta de Halloween y los preparativos para unas navidades que ya se esperaban con anhelo por estos lares fue una de las mejores decisiones tomadas durante nuestro itinerario. Aquella decisión nos permitió a su vez, recorrer durante cuatro días algunas citas obligadas que no pudimos cuando nuestra llegada en mayo. Transitar por Harlem y presenciar la cultura under del barrio; el teatro Apolo, la gran sede de los espectáculos de monólogo de los comediantes negros neoyorkinos; el central park de Norte a Sur y de Este a Oeste, con una nueva cara, otoñal, y una paleta de colores difícil de olvidar; Staten Island y la Estatua de la Libertad; la pista de hielo del Rockefeller Center y claro está, caminar nuevamente por Times Square hasta la noche es la parada obligada en la 42 street y Broadway.
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