Pintoresca, bien conservada y con un aire medieval. No le falta ni un flamante castillo, ni casas multicolores, ni una inmensa plaza mayor que fue mercado, llena de cafés y restaurantes. Todo ello frente al mar Báltico y rodeada de lagos y bosques. Tallín significa fuerte danés en estonio, en recuerdo a que fue fundada por vikingos a principios del siglo XIII. Desde entonces ha estado casi siempre bajo una fuerza extranjera, un hecho que se refleja en la mezcla de culturas que se percibe a cada paso. La mayor influencia fue siempre alemana; los caballeros teutónicos en el siglo XIV se hicieron con el poder político, mientras que la Liga Hanseática controlaba el comercio. Pero también estuvo durante siglos bajo la corona sueca y más tarde, controlada por los zares de Rusia. Todos dejaron su huella y ahí radica el encanto de esta ciudad que tan pronto parece escandinava, como rusa, alemana o finesa. Luego de un dia enteramente medieval nos dirigimos hacia el sur. Letonia era el pais integrante de la ex URSS. Una porqueria. Riga, la capital, supuesta promesa de esta zona oriental de Europa nos defraudo desde el primer momento. Una hora de recorrida y no mas de 5 fotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario