miércoles, noviembre 18, 2009
Lérida: Un rinconcito catalán a puro Románico.-
Iltirta (la Lérida en tiempos de los iberos) era la capital de los ilergetas. Sus caudillos más famosos fueron Indíbil y Mandonio que estaban aliados con los cartagineses contra los romanos. El año 215 AC. fue decisivo. Tuvo lugar la Batalla del Ebro, donde Asdrúbal, hermano de Aníbal y comandante del ejército cartaginés cae derrotado frente a los romanos. Sus aliados Indíbil y Mandonio serían finalmente dominados el año 206 AC. El año 195 aC. trajo consigo una nueva e importante insurrección de las tribus ilergetas, lacetanas y ausetanas que fue sofocada por el cónsul Marco Porcio Catón y que supuso la muerte de los caudillos ilergetas Indíbil y Mandonio. El final de la Segunda Guerra Púnica traería consigo la romanización y asimilación por parte de las estructuras indígenas de la cultura romana. Iltirta se convertiría en Ilerda. El año 49 AC. Julio César libró una batalla de la Guerra Civil Romana contra Pompeyo Magno delante de sus murallas. Los musulmanes se apoderaron de Lérida con la misma facilidad que lo hicieron con el resto de la península, en el año 714. La ocupación se produjo entre el 716 y 719, en que el emir Al-Aahm y después Al-Hur hicieron capitular a la ciudad, en tratos que se respetaron. Posteriormente, el magnate aragonés Fortún se convirtió al Islam para mantener el poder lo que ayudaría a la sumisión del pueblo. El rey franco Ludovico Pío saqueó la ciudad en el 801, a los pocos días Amrus Al-Leridi la recuperó así como el resto de los territorios entre el 802 y el 809. Estas escaramuzas provocarían el endurecimiento del trato hacia los mozárabes, que finalmente tuvieron que emigrar. En el siglo IX los tugibíes constituyeron un reino de taifa, aunque fingiendo cierta fidelidad al emir de Córdoba. El último rey de Lérida fue Sulaymán, destronado por los almorávides en 1102. Éstos usaron Lérida como base de incursión en los condados catalanes. En 1149 la ciudad se rindió a las tropas cristianas de Ramón Berenguer IV el Santo y de Ermengol VI de Urgel. En 1264 el Rey Jaime I "el Conquistador" otorgó a la ciudad el Privilegio de Concesión de la Paeria, que en adelante sería la forma del gobierno municipal. Los siglos siguientes estuvieron marcados por la recesión, agravados por guerras y epidemias que culminaron con la (1640-1652). La ciudad quedó deteriorada y Felipe V encontró una Lérida en ruinas. La Seu Vella, cerrada al culto desde 1797, se convirtió en cuartel militar. La Catedral de la Seu Vella o catedral antigua de Lérida, es el monumento más emblemático de la ciudad, se construyó en estilo románico, aunque sus bóvedas son de crucería ojival góticas. Se alza en el cerro conocido como Turó de Lleida que domina la ciudad y la comarca del Segrià. En Cataluña la persistencia del arte románico hasta el siglo XIII produjo estructuras arquitectónicas como dicha catedral. Su estilo tardorrománico, o de transición, posee las formas románicas y la monumentalidad del gótico. Sus portadas y capiteles generaron un importante taller escultórico románico conocido como la Escuela de Lérida.
Aquí estuvimos los últimos 15 días de nuestro largo itinerario. La casa de Diego y Esther fue la base para los inolvidables recorridos de esas 2 semanas. El frío aún no nos alcanzaba pero ya notábamos que el invierno europeo estaba cerca. Lérida tiene un clima mediterráneo árido con tendencia continental, que es el propio del Valle del Ebro. Los inviernos son húmedos y muy fríos y los veranos cálidos, con lluvias escasas y sequía estival. No es extraño que a lo largo del año puedan registrarse temperaturas de algunos grados centígrados bajo cero en invierno y de hasta 40°C en verano. Es característica la niebla que en invierno suele ocupar el valle del Segre durante días. Es por esta última cuestión por lo que Lérida fue tenida como ciudad de castigo en ciertas épocas históricas.
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